Stefan is also the founder of Carrison
and Cocodrilo Productions

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Stefan también es el fundador de
Carrison
y Cocodrilo Productions

Bienvenidos al Quijote

Han pasado más de 30 años, pero es como si lo estuviera viendo: en mitad de la comida mi padre se levanta y va a buscar su Quijote. O, mejor dicho, uno de ellos. Y no me queda otra que agachar la cabeza y hundir mi mirada en el plato. Quizá la sopa me pueda salvar de la chapa que me va a caer…

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Volvía, como si nada, se sentaba, y empezaba a cabalgar entre los capítulos – a menudo mientras mascullaba, “espera, espera, espera…” – hasta encontrarlo: el pasaje que le recordaba a la aventura del cole que yo había estado contando hasta ese momento. Broncas, risas, problemas, soluciones, el Quijote siempre tenía pan para mojar en mi plato.

Mi padre, que es un valiente, siguió con esta costumbre durante mi adolescencia. Se pueden imaginar Uds. lo abierto que estaba yo entonces a que me interrumpieran cuando narraba mis batallas para citar pasajes de ese libro que nos querían hacer leer a la fuerza en el cole. Que encima no era “un tocho de libro”: eran dos. Dos partes como dos soles. Eso sí, en aquella época mi padre ya no se levantaba casi nunca. Quizá ya no lo citaba al pie de la letra pero empezaba a saberse el Quijote de tomo a lomo: pasó de leerlo a contarlo.

Y lo más curioso es que funcionó. Cuando cumplí los veintipico me dije que hasta aquí había llegado. Que ya era hora de remangarme y meterme en faena. Y me lo leí. Me las leí. Las dos partes, como dos soles.

Quizá lo hice porque, a fin de cuentas, es El Quijote: me gano el pan, entre otras cosas, dándole a la tecla, y me empezaba a dar vergüenza no haber tenido el cuajo de leerme tal obra. Por esa misma época me calcé Les Misérables, algo del siempre alegre Zola, aunque también visité a Dumas por darle una alegría al cuerpo.

Por otra parte, zambullirme en El Quijote estando a 3.300km de donde crecí era zambullirme en esos recuerdos familiares. Era abrir una puerta a una estancia donde estaba mi padre, donde siempre estuvo, y una forma de agradecerle a él que nunca hubiera tenido reparos en transmitir su amor por la literatura, en general, y la obra culmen de Cervantes, en particular.

Agradecérselo a él y a mi madre, dicho sea de paso: a ver si os pensáis que esos Hugo, Delibes, Baroja, Molière y tantos otros – diría Frédéric Dard pero igual hay gente que se solivianta si lo meto en la misma frase que, no sé, Flaubert – cayeron del cielo: en mi casa se leía, y se lee, mucho, y mi madre aguantó estoica esas comidas y cenas familiares donde el Caballero de la Triste Figura era un comensal fantasma.

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La vida siguió su curso. De Alicante a Loviisa, hoy en día comemos juntos muy pocas veces al año. Sin embargo, cuando lo hacemos, la sombra de Alonso Quijano sigue planeando sobre la mesa. 30 años después, el Quijote sigue siendo un espejo y un eco de nuestras aventuras e inquietudes diarias.

Antes o después yo habría escrito este texto. La suerte que tengo es que mi padre me ha regalado el final perfecto: mientras a mí me ha llevado décadas empezar a entender la inmensidad de la novela de Cervantes, él ha decidido acelerar el proceso y abrir una ventana para que todos puedan acercarse a ella con una sonrisa.  

Bienvenidos al Quijote, de Luis Carrizo, es un libro ameno y francamente entretenido con el que romper el hielo: introducciones al argumento, a los personajes, a la estructura e incluso a la “banda sonora”, entre otras cosas. Y cuatro últimos capítulos temáticos repletos de citas que sorprenderán a más de uno: insultos –sí, de verdad: “insultos, denuestos y maldiciones”, tal cual– cumplidos, humor y pan. Cuatro temas que ya de por sí son un claro ejemplo de por qué esta obra es universal.

Este libro, en definitiva, es una invitación a descubrir o redescubrir el Quijote, y a hacerle algunas cosquillas por las costuras.

Pero, ¡cuidado!, uno empieza con Bienvenidos al Quijote, luego sigue con las dos partes -como dos soles- de la obra original, y acaba citando a Cervantes en las comidas familiares para desesperación de los más jóvenes.

Por eso recomiendo precaución: empiecen apoyándose en este libro de Luis Carrizo, vayan ganándose a la audiencia, y luego ya veremos. Y créanme: con la ya mencionada parte de “insultos, denuestos y maldiciones” –vos sois el vacío y el menguado, que yo estoy más lleno que jamás lo estuvo la muy hideputa puta que os parió– en unos pocos segundos tendrán a toda la mesa cautivada.

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Bienvenidos al Quijote - Luis Carrizo
Precio 16 euros + gastos envío
Web oficial del libro Bienvenidos al Quijote, de Luis Carrizo (LAR Libros)
Compra y contacto: contacto@bienvenidosalquijote.com

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